Ahí estaba, me miraba directamente a los ojos, pude percibir su dolor con tan solo mirarlo a sus tristes ojos, estaba exhausto, cansado de la vida, de tantas pruebas, tantos obstáculos, tantas adversidades, tantas derrotas. Pude percibir tanto con tan solo mirarlo a los ojos, como si lo conociera desde siempre, era extraño, siempre fui bastante cerrado, no me permitía conocer a las personas tan determinadamente. En ese instante entendí todo, esa persona tan demacrada que veía ante mí era yo mismo.
Comentarios